Uno de los factores que se tuvo en cuenta en nuestra definición de criticidad fue el estrés que genera una interrupción.
Describimos este estrés como “angustia o frustración provocadas por las caídas de las instalaciones”. No tuvo una gran influencia en nuestra definición, pero para los proveedores de servicios, causar angustia y frustración entre sus usuarios no es algo para tomar a la ligera. Puede generar publicidad negativa y, si se produce con frecuencia, hacer que los usuarios abandonen el servicio.
Las dos industrias que obtuvieron mayor puntuación con base en este criterio fueron el transporte colectivo y las redes sociales; estas últimas quedaron en primer lugar por delante del transporte colectivo. Aparentemente, nos causa más frustración no poder publicar que el tren llega tarde que el propio hecho de que el tren llegue tarde.
“Las redes sociales tienen la reputación de ser algo trivial, y no cabe duda de que cierto porcentaje de su contenido realmente lo es, pero también se convirtieron en un importantísimo medio de comunicación y conexión social”, comentó Pouchet. “Actúan como una fuente de noticias de primer nivel para muchas personas, un canal de comunicación directo entre líderes políticos y una importante fuente de información cuando se producen desastres.”
“Los proveedores de servicios de redes sociales estuvieron en una posición similar a la de los proveedores de servicios de computación en nube y coubicaciones en los últimos años”, explicó Panfil. “Ahora tienen que ampliar su capacidad rápidamente para satisfacer la creciente demanda y adaptarse al mismo tiempo a las mayores expectativas de disponibilidad de sus usuarios, dependen cada vez más de sus servicios. Esto provocó una nueva ola de innovación en el diseño y las prácticas de construcción de los centros de datos.”