Los recientes cortes eléctricos alrededor del mundo deberían funcionar como llamada de atención para las organizaciones que continúan creyendo que la continuidad de la energía es un problema para alguien más.
Las redes eléctricas son cada vez más inteligentes.
Por desgracia y por muchas razones, también parecen ser cada vez más volátiles y vulnerables.
Las empresas de servicios públicos y los gobiernos están haciendo grandes inversiones en medidores inteligentes y otros formatos de la tecnología del Internet de las Cosas (IoT). Estas inversiones prometen mejorar la gestión y el monitoreo de la red.
Sin embargo, las redes eléctricas a nivel mundial continúan enfrentando una gran variedad de amenazas para la continuidad del suministro.
Un ejemplo de esto son los recientes cortes eléctricos en el Reino Unido, el cual representa la quinta economía más grande a nivel mundial y debería contar con una red eléctrica adecuada para sus objetivos.
Sin embargo, el 9 de agosto de 2019, las vulnerabilidades de esta red se vieron expuestas de forma dramática cuando el Reino Unido sufrió su mayor corte eléctrico en más de una década.
El mayor corte eléctrico en una década.
Más de un millón de consumidores quedaron sin suministro eléctrico por un periodo de 15 a 20 minutos. Los servicios de trenes en el sureste del país quedaron fuera de servicio, así como los hospitales e incluso un aeropuerto regional. Algunos pasajeros del tren quedaron atascados por más de ocho horas.
Según un informe de la Red Nacional del Reino Unido, un relámpago llevó a una cadena de eventos que culminó con la pérdida de la capacidad de generación de más de 1.3 GW, es decir más del 1 GW de respaldo implementado. Los eventos llevaron a la primera investigación en su clase por parte del regulador de energía Ofgem sobre el corte eléctrico experimentado en el Reino Unido. Este ente regulador puede multar a las compañías por hasta un diez por ciento de su facturación anual.
Por desgracia, el Reino Unido no es el único en haber experimentado un corte eléctrico importante recientemente. Un apagón que afectó tanto a Uruguay como a Argentina en junio de 2019 fue de una escala mucho mayor.
48 millones de personas
El domingo 16 de junio, un apagón eléctrico afectó ambos países, los cuales cuentan con una población combinada de más de 48 millones de personas. La verdadera causa aún se desconoce (en principio se creía que se trataba de un ciberataque), pero los siguientes informes lo atribuyeron a un problema de transmisión desde una represa hidroeléctrica.
Por supuesto, los cortes eléctricos y las interrupciones son casi una realidad diaria para las redes eléctricas, especialmente en las regiones en desarrollo. Aunque lo inquietante es cómo una variedad de factores podría estar aumentando la posibilidad de cortes, incluso en países desarrollados. En combinación con la creciente dependencia en infraestructura de TI (impulsada por la transformación digital), esto podría ocasionar serias alteraciones en el futuro. Sin energía, el IoT no es más que una colección de equipo sin sentido.
La infrainversión en infraestructura
Al analizar el ejemplo del Reino Unido, se han despertado serias inquietudes sobre el estado general de la infraestructura de la red. Por ejemplo, Bloomberg indicó que: “El incidente genera preguntas sobre el estado de la infraestructura del país, cuya inversión ha sido menor que la mayoría del resto de países en la Organización de Cooperación Económica y Desarrollo durante las últimas tres décadas”.
La incorporación de más recursos renovables a la red, tanto en el Reino Unido como alrededor del mundo, ha creado una mayor volatilidad en el suministro eléctrico y ha generado dificultades para la gestión de los servicios públicos. Parte de esta volatilidad se resolverá con el aumento en el uso de almacenamiento de energía a nivel de la red, pero su implementación continúa siendo baja en la actualidad.
Aunque una red más inteligente puede ofrecer nuevas eficiencias, también puede aumentar el riesgo de ciberataques como el corte que afectó a Ucrania en el 2015. A principios de julio, el gobierno de los Estados Unidos anunció planes para revertir el uso de la tecnología “inteligente” en algunas partes de la red y en su lugar, regresar a sistemas análogos y manuales, los cuales no son tan susceptibles a los ataques.
Sin embargo, algunos expertos argumentan que, en vez de retroceder varios pasos en tecnología, un paso más hacia adelante podría llevar al mismo nivel de protección contra los ciberataques. Por ejemplo, algunas instituciones y empresas emergentes alrededor del mundo están investigando el uso de las tecnologías de blockchain, las cuales son muy seguras.
Los recursos renovables y los ciberataques
Mientras continúa el debate, ¿dónde deja esta incertidumbre a los consumidores y empresas? La inversión en equipos de resiliencia energética, como los UPS y los generadores es el paso obvio, pero sigue siendo muy limitado para la infraestructura crítica que operan las grandes organizaciones. Sin embargo, es posible que más compañías e incluso más consumidores cuenten con la infraestructura para afrontar la inestabilidad de la red eléctrica. Los fallos eléctricos pueden llegar a causar consecuencias de largo alcance, la pérdida de la producción, la pérdida de ingresos, la pérdida de credibilidad en el mercado y en el peor de los casos, el riesgo de llegar a los encabezados a nivel nacional. Evitar el costo de solo un fallo eléctrico puede cubrir el costo del equipo de resiliencia.
Sin embargo, incluso los centros de datos que están preparados para los cortes eléctricos también sufren de periodos de inactividad (especialmente cuando el equipo de resiliencia no se implementa ni se mantiene de forma adecuada). Según la encuesta realizada por el Uptime Institute en el 2019, solo una tercera parte de los encuestados experimentó un corte o una degradación severa del equipo de TI durante el último año, mientras que la mitad experimentó un corte o una degradación severa del equipo de TI durante los últimos tres años. La segunda mayor causa de estos fallos fue la pérdida de energía.
La segunda mayor causa de estos fallos fue la pérdida de energía.
Al igual que el equipo de resiliencia, la inversión en más generación distribuida en el sitio también está aumentando, en gran parte por razones de eficiencia, pero también hay beneficios de resiliencia. Por ejemplo, los hogares equipados con generación distribuida como paneles solares, integrados con sistemas de almacenamiento de baterías, están en mejores condiciones para hacer frente a los cortes que aquellos que dependen por completo en la red externa.
Algunas empresas también están adoptando este cambio hacia la generación distribuida: por medio de una generación a menor escala, por lo general renovable y menos dependiente, en grandes centrales eléctricas centralizadas. Para una empresa, esto podría traducirse en estar integrados a una microred, como un campus de negocios ubicado junto a un parque solar con almacenamiento de energía.
Todos estos enfoques han llevado a un cambio en la mentalidad de los consumidores y las empresas para tomar un enfoque más proactivo con respecto a la energía: ser prosumidores preparados. El término prosumidor se refiere específicamente a las organizaciones o las personas que son tanto consumidores como productores de energía, pero puede ampliarse de manera que aplique de forma más general a los clientes que tienen un enfoque “proactivo y profesional” en relación con la gestión de energía y no dependen por completo de un proveedor externo.
Los servicios de almacenamiento de energía
Este enfoque de prosumidor también puede jugar un papel importante en la mitigación de mayores problemas de red. Por ejemplo, ahora existe la tecnología, ofrecida por Vertiv y sus socios como Upside Energy, para permitir que las organizaciones alimenten al generador existente, la capacidad del UPS y la batería (incluida la nueva tecnología de baterías de iones de litio) en la red durante momentos de demanda máxima o fluctuaciones (Upside ayudó durante el reciente corte eléctrico en el Reino Unido por medio de un almacenamiento a nivel de la red). Esto no solo ofrece el beneficio de ayudar a mejorar la estabilidad de la red, sino también de generar ingresos para aquellas organizaciones que decidan participar.
Existe el problema de que, al proporcionar servicios de almacenamiento de energía, se podría comprometer el rendimiento del equipo de resiliencia (UPS o generadores), pero los servicios de almacenamiento están diseñados solamente para utilizar la porción de reserva del total de energía disponible para un UPS o un generador.
El surgimiento de los servicios de almacenamiento de energía, junto con el potencial para una mayor inestabilidad de la red en el futuro, también está incentivando a algunas organizaciones (minoristas y pequeñas empresas), que anteriormente no habían previsto la necesidad de un UPS y otras formas de resiliencia energética, a analizar las opciones disponibles.
Si bien las redes son cada vez más inteligentes, el plan más inteligente para las organizaciones que están buscando cómo mejorar su resiliencia y eficiencia energética es ser prosumidores preparados y proactivos.