Los días de aferrarse a los sistemas de TI existentes han llegado a su fin
El decreto de la administración de Trump ha hecho que la modernización de las redes y los centros de datos sea una cuestión de “cómo” y “cuándo,” y no de “qué tal si…”. A pesar de este decreto, los organismos federales se enfrentan muy a menudo con la transición de mentalidades e instalaciones existentes. ¿Por qué? Existen tres mitos que suelen ser la causa de la intransigencia de la TI gubernamental.
Mito #1: “Si no está roto, no lo arregle”.
El primer decreto para consolidar y modernizar los centros de datos se emitió durante la administración de Obama en el 2010. Fue moderadamente bien recibido como un potencial cambio revolucionario para la industria. Sin embargo, de acuerdo con la Oficina de Responsabilidad del Gobierno de EE. UU., ocho años después, 11 organismos aún no están en vías de cumplir con sus objetivos asignados para el cierre de los centros de datos.
La lentitud de la modernización se debe en parte a la idea de que los sistemas con décadas de antigüedad parecen todavía estar funcionando. Si han tenido un buen rendimiento durante todo este tiempo, ¿por qué deberían cambiarlos?
El envejecimiento de la mano de obra es un factor contribuyente a medida que los profesionales en TI del gobierno se acercan a su jubilación. De hecho, un tercio de los profesionales de los centros de datos en EE. UU. espera jubilarse en los próximos seis años, según un informe reciente de Vertiv: El centro de datos del 2025: más cerca del borde de la red. Estos profesionales en TI podrían mostrarse renuentes a realizar un proyecto justo antes de su jubilación y permitirían que la próxima generación de líderes acoja la innovación.
La verdad es que las mentalidades y los sistemas anticuados conllevan serios riesgos. Los sistemas existentes son vulnerables a violaciones de seguridad y a cortes eléctricos, son desafortunadamente insuficientes y pueden ocasionar muchos dolores de cabeza y ser sumamente costosos. Aunque los sistemas originales eran de última generación cuando se instalaron, tanto la tecnología como los delitos informáticos han avanzado, y ahora, a los sistemas más antiguos les resulta difícil mantenerse al día. Los organismos que utilizan equipos que se acercan o han sobrepasado la fecha de vida útil del fabricante ponen en riesgo la seguridad y la disponibilidad.
También surgen problemas cuando se trata de integrar los sistemas existentes con los sistemas más recientes que incluyen una computación más sólida o la comunicación máquina a máquina con los sistemas de infraestructura y TI actuales. Conclusión: cuando se trata de la mayoría de equipos existentes, si no están dañados y aún funcionan, es solo cuestión de tiempo.
En realidad, no ha habido nunca mejor momento para la modernización. El aumento de las soluciones modulares y prefabricadas hace que la implementación de sistemas modernos sea más fácil y rápida. Los enfoques híbridos pueden ofrecer una mezcla personalizada de recursos de las nubes pública y privada con TI tradicional en las instalaciones, con el fin de abordar los problemas de disponibilidad y rendimiento de los sistemas existentes. A fin de cuentas, gracias a las opciones prefabricadas e híbridas, esto ha dejado de ser la enorme tarea que era hace 10 años. La clave está en tener una ruta bien definida y un socio de confianza que conozca todo el entorno.
Mito #2: “No vale la pena invertir en modernización”.
Los sistemas existentes son un barril sin fondo. Cada año, los organismos gubernamentales gastan millones de dólares en el servicio y el mantenimiento de sistemas cada vez más obsoletos —dinero que podría usarse en inversiones y actualizaciones de equipos—. Esto significa que se destinan presupuestos limitados para reparar los sistemas antiguos en lugar de invertir en mejoras para el rendimiento de TI.
Sin embargo, el desuso de los sistemas existentes reducirá el costo total de propiedad. La infraestructura y los equipos de TI actuales son más eficientes; reducen los costos energéticos. Además, son más confiables; reducen los elevados costos de mantenimiento y los periodos de inactividad de la red. Otro beneficio: los sistemas modernos tienen un menor impacto ambiental.
La inversión inicial en modernización puede parecer abrumadora, pero no tiene por qué ser así. Los sistemas de infraestructura de TI actuales se han diseñado con la modularidad y la escalabilidad en mente, lo cual hace que la gestión de los ciclos de actualización tecnológica y la adaptación a las necesidades cambiantes de capacidad sean más fáciles que nunca. Las soluciones modulares y prefabricadas permiten que los organismos puedan emprender proyectos en fases para hacer que la inversión sea más agradable. Por ejemplo, la transición de un centro de datos existente puede realizarse por medio de una unidad térmica o de potencia a la vez, y así, permite que las actualizaciones puedan gestionarse con base en un programa que se ajuste a los plazos y presupuestos del organismo, pero que continúe ofreciendo la seguridad y los ahorros de eficiencia necesarios.
Mito #3: “Podemos corregir nuestro sistema existente en vez de actualizarlo”.
Aunque es menos común, algunos organismos creen que los parches de firmware pueden resolver los desafíos de la modernización. Este tipo de enfoque puede parecer menos costoso, pero en realidad tiene un mayor costo a largo plazo. Los sistemas no se encuentran optimizados, lo cual genera índices de utilización alarmantemente bajos y servidores zombis ineficientes.
Más importante aún, los parches son “curitas” que no resuelven la raíz de los problemas. Por el contrario, pueden ocasionar complicaciones con la integración y la comunicación/visibilidad, y estos inconvenientes pueden llevar a cortes eléctricos y vulnerabilidades en la seguridad.
En lugar de implementar las actualizaciones de emergencia debido a los fallos de los equipos o la falta de partes disponibles, los organismos deberían modernizarse de forma estratégica a lo largo del tiempo, por medio de una serie de actualizaciones tecnológicas bien planificadas. El proceso es mínimamente invasivo para las operaciones y el resultado final es mucho más eficiente que un parche.
Conclusión
Hay un factor común en todos estos mitos: la insuficiente comprensión de los beneficios de la modernización y la falta de soporte a lo largo del proceso, que puede resultar difícil. En realidad, la mayoría de los proyectos fallan debido a la ausencia de una ruta detallada.
Para tener éxito, una empresa de esta escala necesita un plan y un compromiso con el proceso. Un socio o consejero de confianza puede ayudar a los organismos a derribar estos mitos y allanar el camino hacia la modernización.
Sobre el autor
David Dedinsky es el jefe de actividades gubernamentales y educacionales en Vertiv.
Ricardo Duque es el vicepresidente de canales de Vertiv para las Américas.