Además de realizar un seguimiento del estado de la batería, un programa de gestión del ciclo de vida de las baterías debe permitir la supervisión del SAI. Al igual que un PC o servidor obsoleto, cuanto más antiguo es un sistema SAI, mayor es el riesgo de fallo y más carencias tendrá el SAI en términos de innovaciones tecnológicas y mejoras de prestaciones.
Con un sistema de alimentación ininterrumpida (SAI), usted ha realizado una importante inversión en protección eléctrica para sus operaciones, por lo que no tiene sentido asumir el riesgo de que la inversión en baterías no funcione cuando sea necesario. La disponibilidad del sistema depende de una batería que funcione.
Las baterías del SAI están diseñadas para proporcionar varios años de servicio, funcionando de forma fiable incluso mediante cargas repetidas y el uso ocasional, al tiempo que se soportan cargas críticas. Pero como cualquier batería, tienen un ciclo de vida definido. El reto clave es saber cuándo están llegando sus baterías al final de su vida útil y sustituirlas antes de que ocurra una situación — como un corte eléctrico completo — donde no se pueda proteger la carga.
Estos sistemas SAI más pequeños, que van desde los 500 VA hasta los 20 000 VA, suelen supervisarse por administradores de redes/TI y administradores en organizaciones que tienen instalaciones informáticas remotas o periféricas. Pero cuando se trata de instalaciones periféricas pequeñas o remotas de TI, también se tienen en cuenta, especialmente con su función clave para satisfacer las demandas comerciales y de los clientes.
En este documento, destacaremos la función crítica de la batería en los sistemas SAI monofásicos y comentaremos las opciones para garantizar la continuidad del negocio y de la alimentación, especialmente cuando las redes de TI aumentan de tamaño y complejidad y/o se dispersan más.