En 1998, me encontraba en un moderno edificio de Temple Bar en Dublín con mi nuevo teléfono móvil Nokia 5110. Estaba en una presentación sobre cómo Internet cambiaría el comportamiento social. El presentador nos dijo que lo que nos iba a mostrar era ilegal. Nos miramos los unos a los otros emocionados de estar en una especie de subterfugio. Posteriormente, se encargó de realizar una llamada telefónica sobre IP a través del ancho de banda de dos líneas de la Red Digital de Servicios Integrados (Integrated Services Digital Network, ISDN), que en aquel momento era ilegal en Irlanda.
El presentador luego nos contó una historia de cómo en 10 años reservaríamos vuelos, haríamos la facturación y realizaríamos el embarque usando nuestros teléfonos móviles. Cuando aterrizáramos, habríamos llamado a un taxi con nuestro teléfono para llevarnos al hotel que habríamos reservado online y cómo utilizaríamos nuestro sistema de posicionamiento global (GPS) para llegar allí. Lo recuerdo perfectamente, no porque pareciera poco realista, sino porque era completamente diferente de lo que yo conocía como comportamiento normal en ese momento. Ahora es lo habitual y no hay vuelta atrás a lo que era antes.
Cualquier persona que haya estudiado la ciencia conductual sabe que el cambio de comportamiento lleva tiempo y pasa por etapas. En estos momentos, muchas personas están experimentando un cambio drástico en su trabajo en lo que respecta a sus desplazamientos, ubicación e interacciones profesionales, que han pasado por alto todas las etapas del proceso de cambio. No estaba planificado ni preparado. De repente, estamos mostrando nuevos comportamientos en nuevos entornos. Para muchos, este nuevo entorno no es del todo malo. Son conversos dispuestos, por así decirlo, y hay pocos motivos para una reversión.
Esta es probablemente la nueva "normalidad" incluso en los próximos meses, a medida que las restricciones al movimiento se levanten.
Al hablar sobre los cambios sociales sísmicos impulsados por los principales eventos, Robert Kargon, profesor de historia de la ciencia en la Universidad Johns Hopkins, dijo: "Este tipo de emergencias aceleran las tendencias que ya existen en la sociedad". En este momento, parece haber un deseo de un planeta más sostenible, un mejor equilibrio entre la conciliación de la vida laboral, menos desplazamientos y flexibilidad en el trabajo.
Hasta los últimos eventos, se podría argumentar que Internet ha aumentado nuestras vidas cotidianas. Ahora, se ha convertido en fundamental para nuestra vida diaria: nuestra interacción visual con otras personas a las que no podemos visitar físicamente, nuestros medios de vida, nuestra seguridad y nuestra cordura. ¿Ha encontrado finalmente su razón de ser?
Incluso las profesiones que no dependen de la tecnología como profesores, instructores de fitness y profesionales médicos utilizan la tecnología como nunca antes. Se ha convertido en su nueva normalidad, entonces, ¿qué efecto tendrá esto en la TI y la infraestructura que lo respalda?
1. Aumento de la incorporación en la nube
Si partimos de que el péndulo nunca volverá al punto del que partimos y teniendo en cuenta el drástico aumento de la demanda de servicios en la nube, parece que la incorporación en la nube se verá acelerada y aumentada.
Las empresas desearán ser más resistentes a los nuevos impactos y tener la capacidad de facilitar un nuevo modelo de trabajo. Traspasarán más servicios a la nube para garantizar que el acceso remoto sea posible y fácil. Y, por supuesto, para ser menos propensos a los efectos de futuros impactos, querrán asegurarse de asociarse con empresas tecnológicas que les ofrezcan el mejor nivel de protección, considerando aspectos aparentemente inocuos como la proximidad de un técnico de servicio en sus instalaciones.
2. Desarrollo acelerado de ubicaciones Edge
Con una mayor demanda de prestación de servicios en la nube y las consideraciones de coste y velocidad que esto implica, es probable que los hyperscalers y los proveedores de colocation aplicables comiencen a distribuir estos servicios a un ritmo aún más rápido entre la base de usuarios ahora más distribuida. Al estar bien protegidos en tiempos difíciles, podrán moverse con cierta agilidad. La velocidad de implementación se acelerará y la demanda de conceptos como centros de datos prefabricados probablemente aumentará.
3. Ampliación del ancho de banda de telecomunicaciones residenciales
Más servicios en la nube que se implementan a nivel local dependen del último tramo de la red telefónica para llegar al usuario. Aunque los volúmenes totales de tráfico no cambiarán, los patrones sí que lo harán. Las ubicaciones comerciales con conexiones potentes se reducirán, dando paso a áreas residenciales con menos capacidad. Se prevén cuellos de botella en los nodos de la red donde las líneas se unen. Si sumamos las altas temperaturas que se generarán en estas ubicaciones debido a que la TI funcionará a una capacidad casi máxima, la disipación térmica se convierte en un tema importante, especialmente cuando comienzan las temperaturas estivales y el mantenimiento se vuelve más arriesgado.
Los humanos somos la especie que mejor se adapta, y así lo haremos. Lo que ha cambiado es la velocidad y los medios que pueden ejercer una gran influencia. Si nos hubiéramos enfrentado a este rápido traslado de la informática en las oficinas domésticas hace solo 15 años, habríamos estado mucho menos preparados para facilitar la continuidad del negocio, lo que es esencial para nuestras comunidades ahora y en el futuro.