¿Marca la dependencia digital las consecuencias más catastróficas?
La digitalización de las industrias críticas está transformando las economías de todo el mundo. No obstante, conforme vamos dependiendo cada vez más de esta infraestructura digital para permitir el progreso económico, las consecuencias de cualquier fallo se vuelven más catastróficas.
Ante este escenario, no cabe duda de que un sector en particular sustenta el éxito de todos los demás: los servicios públicos. Ya sea como resultado de un desastre natural, un acto de terrorismo o un simple error humano, lo cierto es que un significativo periodo de inactividad en la red eléctrica podría detener por completo la economía... y la sociedad en su conjunto.
Satisfacer las necesidades de empresas y personas
El complicado reto para el sector de los servicios públicos es precisamente que todos dependemos de él. Guarda relación con casi todas las facetas de nuestras vidas cotidianas. Con una base de clientes muy diversa (desde el consumidor final hasta las grandes empresas), muchas organizaciones dedicadas a la electricidad, el gas o la energía nuclear están en plena transformación. De hecho, un informe de Vertiv de 2017 determinó que el alto rendimiento de la industria de los servicios públicos es fundamental para la buena marcha de nuestras vidas cotidianas.
Sin embargo, como podrá leer más adelante, los miembros de esta industria están embarcados en una profunda transformación en términos de creación y distribución de la energía. No se trata solo de un sector determinado que responde a nuevas presiones, se trata de la modernización de la estructura que sustenta el éxito de todas las demás industrias, es decir, de la economía al completo. Por tanto, estos cambios son mucho más que limitarse a mantener las luces encendidas.
Una importante fuerza impulsora de esta situación es la presión política. Gobiernos de todo el mundo dan cada vez más importancia a la agenda de la gestión energética inteligente tanto para las entidades comerciales como para los ciudadanos. Solo en julio de 2017, el gobierno británico reveló sus planes para proporcionar un “sistema energético más inteligente y flexible” que diera a empresas y ciudadanos un mayor control sobre el uso que hacen de la energía. Para que este tipo de programas tengan éxito, es necesario realizar grandes cambios en el modelo de la distribución de alimentación, unos cambios que se basarán en el rendimiento de la infraestructura digital de la industria.
Un cambio inteligente para unos servicios públicos inteligentes
Pasar de los modelos tradicionales de prestación de servicios a los nuevos modelos digitales resulta bastante complejo debido a la naturaleza dispersa de la infraestructura de los servicios públicos. El sector en su conjunto se caracteriza por sus sistemas tanto digitales como físicos, que se distribuyen por territorios nacionales e internacionales y que deben trabajar juntos para suministrar los recursos críticos.
Pero no es solo la gestión física del cambio de recursos analógicos a digitales lo que planteará serias dificultades; el propio modelo que usa el sector para funcionar también sufrirá grandes cambios.
Tradicionalmente, la generación y distribución de energía se ha originado en un punto central desde el que se ha canalizado a todos los rincones del país. No obstante, la implantación de la energía inteligente y la red eléctrica inteligente requiere un cambio hacia un enfoque más descentralizado. Actualmente se están utilizando varias tecnologías de menor tamaño y mayor agilidad para distribuir la energía desde ubicaciones más cercanas a los hogares y empresas a los que prestan servicio. Con la conectividad como epicentro de este nuevo modelo, los servicios públicos se convertirán en los principales defensores del enfoque del Edge Computing. Igual que ocurre con la prestación de servicios, estos centros distribuidos también se convertirán en el origen de enormes cantidades de datos.
Indudablemente, el hecho de centrar la atención en la energía inteligente está dando a las organizaciones la oportunidad de usar los datos que ahora tienen a su disposición para hacer ofertas personalizadas a sus clientes y prestar un servicio más fiable en todo el país. Según McKinsey, la optimización digital de la industria de los servicios públicos podría aumentar la rentabilidad entre un 20 y un 30 por ciento. Este nuevo enfoque, sin embargo, plantea importantes consideraciones para los profesionales de infraestructuras y operaciones. La digitalización hace que la seguridad, la fiabilidad y la redundancia sean más importantes que nunca; se convierten en capacidades fundamentales que los equipos de infraestructuras y operaciones deben emparejar al ritmo de cambios que establece la demanda de los clientes.
Necesidades de la infraestructura para los servicios públicos inteligentes
El nuevo modelo de energía distribuida y la tecnología de red eléctrica inteligente serán elementos fundamentales para mantener el suministro crítico de alimentación en todo el país en el presente y dar forma a las ciudades inteligentes en el futuro. Como es lógico, los equipos de infraestructuras y operaciones estarán en el centro de este cambio.
Fiabilidad y redundancia: el kit de herramientas de las empresas de servicios públicos sufrirá grandes cambios. Esta matriz de nuevos dispositivos y máquinas dependerá del suministro de energía para funcionar de forma sistemática, y los datos que generen deberán ser uniformes y de confianza. Los profesionales de la tecnología se verán sometidos a una enorme presión para predecir las posibilidades de interrupción del servicio tanto en condiciones normales como extremas (como se ha visto por ejemplo en la región oriental de América del Norte este invierno).
Aunque la interrupción del servicio difícilmente sea un factor aceptado hoy día, la cambiante demanda de una era digital acabará con la paciencia de cualquier empresa o consumidor en relación con los cortes de suministro. Al haber más datos disponibles, los errores y la mala gestión de los riesgos se volverán más visibles, dando lugar a acuerdos de nivel de servicio más exigentes con los que deberán trabajar los equipos de infraestructuras y operaciones.
Protección de los recursos: cuanto mayor sea nuestra dependencia de la infraestructura digital, mayor importancia tendrá garantizar la seguridad en todos los niveles. Las empresas de servicios públicos tendrán redes aún más complejas, con centros de Edge Computing encargados de gestionar la actividad operativa y la prestación de servicios. Además de la ciberseguridad, evitar las brechas digitales en la infraestructura de la tecnología será fundamental para mantener la seguridad física. Los profesionales de la tecnología tendrán que depender de armarios ubicados en áreas remotas, así como de una red de araña que extrae datos de una amplia distribución geográfica. La fusión de la protección de datos, la seguridad física y los cambios en la infraestructura digital se convertirá, sin duda, en un complejo, pero también crítico, factor de éxito para el sector.
Una intuición personal
Es posible que muchos de nosotros no nos paremos a pensar en la complejidad que se oculta bajo la superficie cuando ajustamos nuestros medidores inteligentes y disfrutamos de las bondades de un suministro eléctrico más barato y cómodo, pero sin duda los equipos de infraestructuras y operaciones están obligados a hacerlo. Unas cuantas industrias están sufriendo esta transformación, como le pasa al sector de los servicios públicos, pero no será tan importante para casi ninguna de ellas.
Debido a cómo la digitalización ha llevado a las industrias críticas a ser cada vez más interdependientes, gestionar correctamente las transformaciones digitales es uno de los mayores retos a los que se enfrentan los profesionales de infraestructuras y operaciones hoy día. Si se hace mal, las luces podrían apagarse. Si se hace bien, el futuro será brillante.